lunes, 21 de marzo de 2011

Llegó el día de su cumpleaños. 26 de enero, como muchos otros. Recuerdo haber estado peleada con ella días antes de su cumpleaños, siempre nos peleabamos para fechas importantes, era ya un tipo de nefasta costumbre, y tal como aquella nefasta costumbre, mi costumbre de seguir haciendo cosas por o para ella aunque todo decayera. Agarré telas, hilo y aguja, y un poco de relleno. Era mi primera vez haciendo todo eso, y ella era tan importante para mí.. Hice el corazón más grande y gordo que pude hacer en dos noches. Lo rellené cuánto pude, y le bordé un "Te amo!" en el medio de él. Llegó el 26 de enero, me preparé para ir a su casa, ¡cuánto miedo tenía! cada vez que iba a su casa el corazón me empezaba a palpitar de una forma inigualable, empezaba a sudar de una manera extrema, y mis pies se negaban a caminar. Pero allí estaba, en frente de las rejas verdes, esperaba no llevarme otro tipo de desilusión, pero así me la llevé. Estaba yo ahí, con un corazón gigante, haciendo el rídiculo, entre mis manos, pero ella no lo estaba, siquiera, para recibirlo.



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