jueves, 27 de enero de 2011

Suicide Season (II)

Fui a verla tan pronto supe acerca de su intento de suicidio. Tan pronto descubrí que me lo habían estado ocultando por alguna razón que, desconozco, no entiendo ni me dieron a comprender. Llegué a su casa, Terrero y Avellaneda, en el barrio de caballito, siempre el mismo camino; llegué a las rejas verdes, el corazón casi se salía de mi pecho al presionar el timbre. Tardaron, bastante, como de costumbre, sólo que esa vez todo se hizo eterno. Me atendió Gladys, la mucama, le pregunté si ella estaba allí, a lo que me respondió con una negación y un hilo de mentira. Ingenua, le pregunté a qué hora estaría de vuelta en su casa, a lo que me contestó con un "no sé" nervioso. ¿Cómo podría haber salido si recién empezaba la rehabilitación? Si todavía no la dejaban utilizar siquiera su celular. Me marché sin hacer escándalo de ningún tipo; mientras caminaba decidí hacer una llamada la cual abrió el camino hacia la verdad y el dolor. Esperé a aquella persona en la plaza Aramburu. Los minutos eran insesantes, así que para matar el tiempo me puse a escribirle una carta que creo que no podría llegar a describir. Mientras esperaba, ví pasar a su madre, mi mente tardó bastante en darse cuenta quién había pasado frente a mi ojos; la corrí y tuve la misma y exacta conversación que con la mucama, sólo que esta vez me había casi-creído el guión. Quince minutos luego llegó nuestra amiga, en la cuál entablamos la siguiente conversación:

- Dale, vamos a su casa.

- No, esperá, recién me acabo de encontrar con su mamá y me dijo que ella no estaba en su casa.

- Recién se acaba de conectar.