lunes, 3 de mayo de 2010

Volvimos a hablar nuevamente. Ella necesitaba mi ayuda, lo sabía. "No merezco que te intereses por mí, pero me hacés bien, gracias" me escribió. Y cada día, era un mensaje nuevo en mi bandeja de correo electrónico. Era 25 de abril cuando me invitó a salir, nos encontramos donde siempre solíamos encontrarnos, y me tomó de la mano. Estuvimos todo el día pegadas, riendo, actuando, tomadas de las manos, como en los viejos tiempos. Intentó besarme pero le negué el beso,pudo notar por la expresión de mi rostro que por dentro moria por comerla a besos, pero que necesitaba mucho más mi salud emocional que sus labios sobre los míos. Nos fuímos en un taxi, y la acompañé a su casa. En el viaje durmió en mi pecho y cuando llegamos la desperté con caricias, bajó y me dio un abrazo. Seguí con el auto hacia mi casa, todo era como en los viejos tiempos, menos mis sentimientos.