viernes, 14 de enero de 2011

Nos encontramos dónde acordamos, llegué con media hora de anticipación a causa de haber salido más temprano de lo usual de mis clases de circo. Ahí estaba ella, fumando un cigarrillo, como de costumbre. Me aseguró que iba a ser la primera en llegar y así lo fue. Supongo que no me vio venir porque, al saludarla, se sorprendió; la abracé con todas mis fuerzas mientras ella trataba de apagar el cigarro. ¡Hacía medio año que nos nos veíamos! Fuimos a cenar aquella noche de diluvio para luego dirigirnos a Puerto Madero. Era una noche extremadamente fría pero mucho no nos importó; llegamos y caminamos por un rato hasta sentarnos frente al río a contemplar el paisaje de invierno de aquel 20 de julio. Pronto comence a interrogarla, había esperado tanto tiempo para que ese momento llegase. Al salir las palabras de sus labios me quedé impactada. No podría escribir con palabras la exacta sensación, es como cuando el amor de tu vida te dice todo lo que querés oír; pues así fue, quién fue (es, o tal vez será, ya no lo sé) el amor de mi vida me estaba diciendo todo lo que quería oír.