sábado, 12 de febrero de 2011

Suicide Season (III)

De pronto sentí un golpe en todo mi organismo, de esos que son parecidos a los golpes de calor, sólo que este no era ningún problema de salud, ni más ni menos. Sentí la angustia la cual vino acompañada de la desesperación e histeria. Me negué a verla. No quería. Ella tampoco. Ellos tampoco. No me lo permitían, estaba más que claro con sus mentiras; "tal vez piensan que fue por tu culpa" me acotó nuestra amiga. ¡¿Qué se suicidase por mi culpa?! Era totalmente insensato. En ese preciso momento se cayó el mundo entero, mi éxtasis de vivir, como yo suelo llamarlo, estaba nulo, vacío. Me negué aún más, acompañado de un ataque de histeria y tristeza. Le entregué la carta a nuestra amiga para que se la dé, junto con unas golosinas que le había comprado para hacerla sentir, tal vez, un poco mejor. Trató de hacerme recapacitar de ir a verla, pero fue un intento en vano, aunque pudimos llegar a un trato: ella le avisaba que yo permanecía en aquella esquina, y si quisiese verme me vendría a buscar.