Y todo era como en mis sueños. Habían pasado dos meses, y todo estaba espléndido. Ella estaba mejor que nunca, los huesos ya no se le notaban, y las marcas de la muerte estaban desapareciendo poco a poco de sus muñecas. Sus labios tornaron a sonrisa otra vez, como a mí me gustaban. Y sus ojos, comenzaron a tener ese color vivaz. Era ella nuevamente.
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